Afinar un violín es una habilidad que vamos adquiriendo según va pasando tiempo en nuestro aprendizaje del violín. El oído es un órgano cuyas capacidades habitualmente son subestimadas y cuyo desarrollo se da por supuesto que es estático. Para nada es así. Se puede mejorar mucho y ser capaces de discriminar con muchísima mayor precisión los sonidos. El primer ejemplo que observo en mi día a día es que muchos alumnos, incluso estudiantes bastante avanzados, a veces tienen dudas sobre cómo afinar su violín con precisión. Es algo que, a mi parecer, se produce por la poca atención en la mejora de las capacidades auditivas y, sobre todo, la falta de paciencia y atención.

¿Cómo afinar una violín sin afinador?

Antes de ir a la parte práctica, sería de mucha utilidad tener en cuanta algunas consideraciones teóricas.

  • ¿Qué es una nota? Llamamos comúnmente nota musical a un sonido cuya afinación es constante. Asimismo, entendemos por afinación el hecho de que el ciclo de vibraciones por segundo que provoca ese sonido es el mismo para todo los casos en que llamamos a esa nota. Así, cuando decimos La 440 Hz o La central, nos estamos refiriendo en todos los casos a que la frecuencia que da lugar a ese sonido vibra 440 ciclos por segundo, siendo su consecuencia sonora el sonido La.
  • ¿Qué es un armónico? La cantidad de ciclos por segundos en que vibra un sonido tampoco nos da demasiada información salvo la nota en la que nos encontramos. Para que lo reconozcamos como un sonido de un determinado instrumento, nos debemos fijar en los armónicos. ¿Qué es un armónico? Si bien es un tema con muchísimo más desarrollo, se podría resumir en que es uno de los parámetros que hace reconocible a un instrumento, que le da su timbre. en unos instrumentos, ciertos armónicos resuenan más que en otros, lo que hace distinguir un clarinete de un violín. Los armónicos, que son como reflejos de un paisaje en un el agua, tienen más definición cuanto más cercano están respecto a la nota, es decir, cuando más cercanos, más audibles.

Muy bien pero, ¿cómo se afina?

En primer lugar, afinar un violín correctamente se reduce básicamente a saber escuchar. Escuchar con atención es algo  sobre lo que no se incide suficiente y es vital para la correcta afinación del instrumento. Con el tiempo, el estudiante de  violín va mejorando sobre lo que considera afinado, ganando cada vez más precisión. Aprender a afinar un violín requiere paciencia y saber escuchar. No obstante, dejo aquí unos consejos sobre cómo empezar este proceso:

Comenzamos tocando, con un arco largo y sobre la cuerda La, manteniendo este sonido durante un rato. Escucha bien ese sonido, familiarízate con las posibles variaciones que estarían contempladas sobre la nota La pero que considerarías fuera de tono. Tómate tu tiempo. Cuanto más interiorices el sonido, más fácil te va a resultar luego corregir esas pequeñas variaciones.

¿Por qué tomamos el La como referencia? Durante las diferentes épocas de la historia de la música se han utilizado referentes distintos como valor absoluto sobre el que tomar referencia al afinar. Nuestra referencia actual se rige por el resultado de la convención de 1936 en la que se determinó que el La central del piano debería afinarse a 440 Hz. Dicho consenso se confirmó en 1955 por el Organismo Internacional de Estandarización para ser reafirmado de nuevo en 1975. Generalmente, es el oboísta el que toca el La para que el resto de la orquesta o se toma el La central del piano. De todas maneras, la tendencia habitual en las orquestas es subir un poco la cantidad de ciclos por segundo que tiene el La -hasta llegar a 442 ó 443 Hz – para hacer el sonido ligeramente más brillante.

Una vez que tenemos el La afinado e interiorizado, comienza el mismo proceso sobre la cuerda de Re usando de nuevo arcos muy largos con la mayor estabilidad posible. Haz lo mismo, escucha bien la nota y sus variaciones.

Ahora, junta las dos intentando cuidar que la presión sea la misma en las dos cuerdas. Si las dos notas están afinadas, notarás que de los dos sonidos surge un movimiento paralelo, agradable – que podríamos decir «armónico» en otra de sus acepciones -. Tu oído escuchará frecuencias resultantes de las dos notas que se ponen en consonancia en caso de estar afinadas. En caso de no estarlo, escuchará un movimiento irregular en alguna de ellas impidiendo que los armónicos resultantes se oigan con claridad. Corrige hasta que notes ese movimiento paralelo. A este proceso lo llamamos afinación por quintas, debido al intervalo producido entre cualquiera de las dos cuerdas contiguas del violín.

Este proceso lo repetiremos en las otras dos parejas de cuerdas, Re-Sol y La-Mi.

Interior de un violoncello © Adrian Borda

Dicho todo esto, ahora surgen un par de conflictos clásicos entre profesores y alumnos. ¿Es recomendable el uso de tensores (también conocidos como microafinadores, fine tuners, etc)?. Mi opinión, sobre todo al principio de nuestro aprendizaje, es que es totalmente recomendable. La afinación es mucho más sencilla y rápida de conseguir a la vez que, una vez que adquiramos el tacto para usar con soltura (y sin miedo) las clavijas, este elemento se puede quitar de nuestro violín. ¿Puedo afinar con un elemento externo, sea una aplicación de móvil o un afinador? A este respecto, mi recomendación es que puedes tomar el La como referencia y, una vez corregida la nota, repetir el proceso de afinación por quintas del que hablamos anteriormente. Afinar nota por nota con el afinador provoca que los armónicos resultantes de cada nota no estén en perfecta consonancia con los de las otras cuerdas al aire del violín. El hecho de que no se produzca esa combinación de armónicos hace que la resonancia del violín sea más plana, más apagada, más muerta. En definitiva, no me parece el proceder más correcto para aprender a afinar. Sí, cada tono en valor absoluto se puede decir que está correcto pero no puedes decir que el violín este correctamente afinado.

Una vez completado el proceso, solo queda perder el miedo a realizar este proceso y adquirir en cada vez mayor soltura  y mayor precisión.